Señoras y señores participantes de la XII Conferencia Regional de la Mujer:
Somos indígenas, afrodescendientes, campesinas, mestizas, discapacitadas, lesbianas,
heterosexuales, jóvenes, viejas y no tan viejas. Mujeres y feministas que desde hace más de
tres décadas construimos una democracia inclusiva y con justicia social y de género en la
región más desigual del planeta. Estamos aquí porque nos convoca el mismo ideal: hacer
efectivamente universales los derechos de todas las personas.
Como feministas y actoras desde la sociedad civil, articulamos nuestras voces y el activismo
para promover y garantizar el cumplimiento de los Derechos Humanos, los derechos sexuales y
los derechos reproductivos, así como una vida libe de violencia, buscando alternativas
económicas y sociales que garanticen la justicia social. Rechazamos el hostigamiento, la
criminalizacion y judicializacion de la protesta de los movimientos sociales por constituir una
violación a los Derechos Humanos.
Hace casi 20 años, con la aprobación de la plataforma de acción de Beijing, el tema de las
nuevas tecnologías ya estaba en las discusiones y preocupaba que en la propagación y la
popularización de su uso, las mujeres estuviéramos presentes. Incluso sin tener claridad de por
dónde y con qué velocidad vertiginosa esas tecnologías avanzarían, la plataforma ya las incluía
como un espacio donde se debatirían los temas, los imaginarios y la información global, y
como una herramienta para la construcción de la igualdad.
20 años después, podemos afirmar que el mundo contemporáneo ha presenciado el
fortalecimiento de las tecnologías de la información y la comunicación – TIC, su incidencia en
la economía mundial y local, en las formas en que las personas se relacionan, se comunican,
aprenden, y de manera general, el impacto que han tenido en la cultura y en otros muchos
aspectos. Sin embargo, estas tecnologías no han llegado de igual manera a mujeres y hombres y como en otros campos, también aquí se evidencia la desigualdad entre los géneros. La brecha digital y la desigual participación de las mujeres en la economía digital alertan para
encarar nuevas metas y políticas públicas.
El desarrollo de la economía digital plantea nuevos desafíos a los países para enfrentar la
desigual distribución de recursos, del poder internacional y para promover la transferencia
tecnológica.
Sabemos que la hora de la igualdad -convocada por la CEPAL en 2011- es urgente e
imprescindible para combatir las desigualdades estructurales basadas en patrones
colonialistas, patriarcales y racistas, porque todavía las indígenas, afrodescendientes, rurales y
migrantes, enfrentan dificultades a veces insalvables, debido a la debilidad de políticas
públicas que protejan sus derechos y sancionen los abusos, el racismo y la xenofobia.
De la misma forma los derechos civiles y políticos y la ampliación de la democracia, no han
superado la mera intención de incluir a las mujeres como actoras políticas, puesto que el
carácter androcéntrico de las instituciones han condenado este logro de Beijing 95 en una
quimera, generando una persistente subrepresentación en los ámbitos de poder.
Estos datos fortalecen nuestro argumento permanente de que mientras no erradiquemos la
desigualdad en nuestro continente, un grupo de personas seguirán concentrando, desde los
privilegios más ominosos hasta los recursos más elementales, y en ese contexto, ni el acceso a
internet, ni a las redes sociales, ni a las nuevas tecnologías estarán garantizadas, porque no se
garantizan incluso las provisiones y derechos más básicos para la calidad de vida de las
personas.
Ante la pobreza en nuestro continente, las mujeres siguen siendo las más vulneradas, la
pobreza que va de alimentaria a patrimonial, pasa por la pobreza educativa y de recursos, por
ello los temas comprometidos por los gobiernos de América latina en 1995 en Beijing, tanto
como en El Cairo, y en una larga lista de declaraciones y acuerdos internacionales y regionales,
deben estar presentes, tener vigencia y compromiso sostenido, porque construir la igualdad y
la calidad de vida para las mujeres es condición indispensable para garantizar su acceso
tecnológico y al uso de las nuevas tecnologías.
En este orden de ideas es necesario reconocer que el derecho a la educación comienza en el
nacimiento y sigue a lo largo de toda la vida, de tal manera que la educación debe ser de
calidad, estar disponible y ser accesible de forma igualitaria, ya sea en zonas urbanas o rurales,
dentro de un ambiente seguro, con buenas condiciones e infraestructura y sin obstáculos de
naturaleza geográfica, discriminatoria o económica, a lo largo de todo el ciclo educativo. En
este sentido, reconocemos que la educación y la alfabetización de personas adultas son parte
indisociable del derecho a la educación.
Tenemos un reto importante en la educación, porque en los programas, políticas y curricula
hemos avanzado escasamente, en transformar los paradigmas educativos para que
promuevan la igualdad entre hombres y mujeres, que combatan el racismo y toda forma de
discriminación. Estimular la orientación de las niñas y adolescentes hacia la tecnologías y la
ciencia generará las condiciones de mayor igualdad en el campo laboral y educativo.
Con el ánimo de promover la apropacion de las Tic´s como una herraienta para la igualdad y la
justicia desde el Foro de Organizaciones Feministas
DEMANDAMOS A LOS ESTADOS:
1. Ratificar, reafirmar y trabajar para hacer realidad el Consenso de Brasilia y su plena
vigencia, además de los consensos regionales adoptados en las anteriores conferencias
sobre la mujer de América Latina y el Caribe, lo mismo que el Consenso de Población y
Desarrollo de Montevideo. En tal sentido el compromiso con la igualdad supone
desarrollar acciones y políticas que expresen esos consensos cambiando la vida de
millones de mujeres.
2. Destinar recursos políticos, financieros e institucionales para la igualdad y la justicia de
género. Es imprescindible que los Estados asignen presupuestos suficientes para que
los mecanismos institucionales de adelanto de las mujeres puedan cumplir con su
función rectora en políticas de igualdad de género en todos y cada de los sectores del
Estado.
3. Incrementar los presupuestos públicos destinados a la cooperación para la igualdad de
género y al diálogo intercultural. Fortalecer estas directrices orientando las inversiones
de las empresas públicas (nacionales y binacionales) y bancos de desarrollo que
actúan en la región.
4. Promover, movilizar y asignar recursos para garantizar la participación democratiza de
las organizaciones de mujeres y feministas a través de fondos de igualdad y otros
mecanismos.
5. Incentivar la producción de datos que permita tener una sólida base sobre los avances,
tensiones y retrocesos con en relación a garantizar los derechos humanos de las
mujeres. Fortalecer el observatorio de género de la CEPAL y observatorios que se
implementan desde la sociedad civil como el ISOQUITO, los informes «sombra» entre
otros.
6. Garantizar el derecho a la educación y a la igualdad para efectivizar la apropiación de
las TIC, promoviendo puntos de acceso públicos y una infraestructura de la
información y comunicación que garanticen conectividad de bajo costo y acceso
universal.
7. Comprometer el desarrollo y la reglamentación a favor de tecnologías apropiadas y
software libre al margen de las grandes empresas transnacionales que dominan,
monopolizan y condicionan el mercado.
8. Establecer mecanismos de vigilancia y evaluación a nivel nacional e internacional, en
particular sobre la nanotecnología, biotecnología, geo tecnología y el consumo
electrónico.
9. Adoptar leyes y políticas públicas que faciliten el acceso y apropiación de las mujeres a
las tecnologías de información y comunicación, generando medios de comunicación
igualitarios, democráticos e incluyentes que faciliten la creación de redes, la
promoción y el intercambio de información.
10. Garantizar que las nuevas tecnologías sean herramientas para el acceso a la
información y la rendición de cuentas. Combatir el control de la información y el espionaje electrónico y que de ninguna manera se utilicen para criminalizar a defensoras de derechos humanos y movimientos sociales.
11. Formular normativas nacionales orientadas a eliminar contenidos sexistas y
discriminatorios en medios de comunicación. Generar directrices para los medios que
incluyan las dimensiones de género, raza, etnia, orientación sexual y generación.
12. Promulgar, implementar y monitorear leyes y políticas nacionales y regionales que
aborden la violencia contra las mujeres y las niñas en los medios y en TIC,
considerando la naturaleza y los riesgos específicos en estos espacios y la mayor
vulnerabilidad de mujeres jóvenes y adolescentes.
13. Incorporar las innovaciones de las agendas digitales construidas desde las
organizaciones sociales para promover respuestas transformadoras y catalizar el
cambio social, eliminando normas de género dañinas, la desigualdad y todas las
formas de violencia contra las mujeres y niñas.
14. Reafirmar que el carácter laico de los Estados contribuye a eliminar la discriminación
contra las mujeres y a garantizar el ejercicio pleno de sus Derechos Humanos, incluido
el de la información y la comunicación.
¡Igualdad en la Sociedad de la información!
¡Sociedad de la información para la igualdad!
¡No queremos nuevas tecnologías para viejas jerarquías!
Santo Domingo, República Dominicana, 13 de Octubre de 2013